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Confesiones de amor – Chiyo Uno

Confesiones de amor narra las experiencias de un pintor japonés atrapado en una red de relaciones complicadas. Atado a una mujer que no ama, enamorado de otra, y comprometido con una tercera, este personaje resulta trágico por la intensidad de sus sentimientos, pero también despreciable por algunas de las decisiones que toma.

Confesiones de amor es una novela transgresora.

Su autora, Chiyo Uno, se enfrentó a la rígida moral del Japón de su época, anclada en las antiguas costumbres. Este libro retrata perfectamente la falta de libertad de las mujeres, que a veces eran incluso obligadas a casarse con quien decidieran sus padres, en contra de su voluntad. Chiyo Uno no se sometió a esa tiranía, su propia vida fue considerada libertina por sus contemporáneos.

Fotografía de la autora

En Confesiones de amor encontramos diferentes modelos de mujer, pero ninguna de las protagonistas principales encaja en el papel de esposa e hija sumisa. Toda la historia refleja la rebeldía de esta escritora, y reivindica el papel de la mujer en la sociedad. En el Japón de 1930, esa ruptura de la marcada diferenciación y reglamentación de los roles masculinos y femeninos supuso un gran escándalo. También su defensa de otras formas de relación, diferentes del matrimonio y de la tutela patriarcal.

La trama de la novela es interesante.

No es una historia de amor típica. Por una parte, el protagonista duda a menudo de sus sentimientos, llega a decir incluso que él no es de los que se enamoran. Por otra parte, las situaciones que describe se parecen más a una enajenación mental transitoria que a un amor sincero.

En mi opinión, Confesiones de amor es más bien el estudio psicológico de un hombre que no entiende cómo ha llegado a la complicada situación en la que se encuentra. Traiciona y es traicionado; cae en trampas previsibles que él es incapaz de prever; comete auténticas locuras, llevado por una obsesión absurda, pero sin embargo no es capaz de actuar con decisión cuando debe hacerlo. Aunque está convencido de poder solucionar a tiempo cualquier problema que surja, en realidad no tiene ningún control sobre su vida. Para mí, esa es la verdadera historia de esta novela.

Los personajes son muy especiales.

No hay ningún personaje plano en esta obra. Todos, también los secundarios, están perfectamente retratados, con sus virtudes y defectos. Eso me produjo un efecto curioso: no conseguí identificarme ni empatizar plenamente con ninguno. Pero todos tienen algún rasgo interesante, que me sorprendió o me hizo querer leer más sobre ellos.

El protagonista, por ejemplo, a veces me inspiraba compasión, otras veces desprecio, otras veces ganas de gritarle que se estaba equivocando. En cualquier caso, no me dejó indiferente. Su esposa consiguió sorprenderme, y mucho, aunque al principio parecía una mosquita muerta. Los suegros son tan humanos, tan fáciles de entender, que estuve casi tentada de justificar a la madre, aunque su comportamiento es censurable. Y así podría seguir con todos los demás.

Leer Confesiones de amor es trasladarse a Japón.

En cada página queda claro que la autora estaba retratando el Japón de su época. No tanto por las descripciones (que son pocas y concisas), sino más bien por los detalles: los nombres de personas y lugares, las comidas y bebidas, la forma en que se relacionan los personajes, todo es claramente japonés. Hay menciones al teatro kabuki,  al Utazawa (canto tradicional japonés), a clases de ceremonia del té, y muchos otros ejemplos.

La forma de escribir de Chiyo Uno hace que el lector se sienta inmerso en su cultura y costumbres. Es algo que realmente me ha gustado mucho.

Confesiones de amor me ha sorprendido.

Aunque no suelen gustarme las historias románticas, en este caso las escenas de amor y pasión son pocas y están muy bien escritas. La novela parece una mezcla del diario del protagonista con su monólogo interior. Y eso siempre me resulta interesante.

Este libro tiene una prosa muy elegante y un ritmo perfecto. Los episodios de locura amorosa alternan con episodios sobrios que relatan escenas cotidianas o reflexiones del protagonista. Mantiene la tensión narrativa, hay giros inesperados y situaciones complejas que a mí me generaron mucha curiosidad. Estaba deseando seguir leyendo para descubrir cómo se iba a resolver el conflicto.

Por desgracia, el final me decepcionó. Parece muy precipitado, y deja sin explicar algunas cosas importantes. No es un final abierto; el problema es que presenta una situación que hace que todo lo que se ha narrado en las páginas anteriores sea irrelevante, como si no tuviera importancia. Y te quedas con las ganas de saber cómo hemos llegado a la situación actual (no se explica en ningún momento), o qué pasó con un personaje que de repente desaparece sin explicación y dejando su trama sin concluir.

Aún así, creo que Confesiones de amor es una novela recomendable, porque combina de una forma muy interesante el retrato y la crítica social con el monólogo interior y las emociones del protagonista. También me gusta cómo explora la relación que tiene el personaje principal con Japón, cómo le cuesta volver a adaptarse después de haber vivido un tiempo en el extranjero. En esta historia coinciden familias muy tradicionales con otras más modernas, y el contraste resulta sin duda digno de leer.

¿Qué opináis vosotros? ¿Conocíais esta novela? Si la habéis leído, ¿os gustó? Si no la habéis leído, ¿os apetece darle una oportunidad? Espero vuestros comentarios.

Por hoy me despido hasta la próxima entrada, con un abrazo para todos. ¡Leed mucho!

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