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El tapiz amarillo – Charlotte Perkins Gilman

El tapiz amarillo es un relato corto, pero muy intenso e inquietante.

La protagonista es una mujer sin nombre, que sufre una depresión posparto. Su marido, que es también su médico, decide que el mejor tratamiento para ella será el reposo absoluto. Durante un tiempo la aísla del mundo y la obliga a estar totalmente inactiva porque, según él, pensar le haría daño. El tratamiento no funciona, por supuesto, y la paciente se aleja cada vez más de la cordura.

Charlotte Perkins Gilman denuncia en esta obra la opresión sistemática que sufrían las mujeres, y los efectos que esta situación provocaba en su salud.

La protagonista del relato está totalmente sometida a su esposo, que decide incluso en qué habitación tiene que dormir. Lo peor es que ella no se da cuenta del abuso que sufre:

«Es muy atento, muy cariñoso, y casi no me deja dar un paso sin intervenir. Me ha preparado un horario con indicaciones para cada hora del día. John se ocupa de todo, y claro, yo me siento una desagradecida por no valorarlo más».

La paciente sabe que su marido se equivoca, que lo que ella necesita es estar ocupada. Pero, por supuesto, nadie escucha sus opiniones ni respeta sus deseos.

«No sé por qué escribo esto. No quiero escribirlo. No me siento capaz. Además, sé que a John le parecería absurdo. ¡Pero de alguna manera tengo que decir lo que siento y lo que pienso! ¡Es un alivio tan grande!»

La autora denuncia también la forma en que el sistema sanitario trataba a las mujeres.

Ni el esposo ni el hermano de la protagonista, ambos médicos, le dan importancia a su enfermedad. Es más, cuando ella insiste en que se encuentra peor, su esposo le habla como si ella fuera una niña tonta, y le dice que él sabe que está mejor, que tiene que creerle. El paternalismo y el intento de infantilizar a las mujeres que llevamos siglos sufriendo están perfectamente plasmados.

La evolución de la enfermedad está narrada de una forma magistral.

Se van produciendo pequeños cambios, muy sutiles, que conducen poco a poco a un desenlace sorprendente. También destaca la exactitud con que se describen los síntomas de la depresión, siempre en pequeñas pinceladas perfectamente integradas en el relato, sin interrumpir el curso ni el ritmo de la historia.

El tapiz amarillo está narrado en primera persona.

Los lectores estamos dentro de la mente de la protagonista y podemos experimentar sin filtros su desconcierto, su debilidad y sus alucinaciones.La narradora es poco fiable, lo que produce un efecto de duda muy interesante para el lector.

Retrato de la autora

Aunque el libro se publicó por primera vez en 1892, su atmósfera es totalmente gótica. La protagonista se pasa casi todo el tiempo encerrada en una habitación que odia. La sensación es de claustrofobia, opresión, encarcelamiento… No es extraño que el papel de la pared acabe pareciéndose a los barrotes de una jaula, y su dibujo a una mujer encerrada.

El tapiz amarillo es una obra excepcional.

Charlotte Perkins Gilman solo necesitó quince páginas para construir una historia completa, bien estructurada, con un personaje principal perfectamente definido y una excelente evolución narrativa. Cualquier aspirante a escritor puede aprender mucho con su lectura.

Este libro me ha gustado muchísimo, sobre todo porque ha conseguido que esté siempre en tensión. No me gusta el terror, pero sí las historias inquietantes, en las que no es fácil predecir el desenlace. Y El tapiz amarillo, sin duda, pertenece a esta categoría. Su atmósfera me parece tan envolvente como la de Siempre hemos vivido en el castillo, una de mis lecturas favoritas de 2019.

¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis leído El tapiz amarillo? ¿Os apetece darle una oportunidad? Espero vuestros comentarios.

Por hoy me despido con un abrazo para todos. ¡Leed mucho!

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