La sonrisa etrusca narra la historia de Salvatore, un viejo campesino que está muy enfermo, por lo que su hijo se lo lleva a vivir con él a la ciudad. Allí nuestro protagonista consigue librarse de sus prejuicios, conocerse a sí mismo y ser por primera vez realmente feliz. Todo gracias a su nieto, que también le ayuda a conocer a la que será su compañera definitiva y el amor de su vida.
El autor, José Luis Sampedro, muestra en este texto una enorme sensibilidad y capacidad de empatía.
La sonrisa etrusca es una novela maravillosa.
El amor que siente el protagonista por su nieto está presente a lo largo de toda la narración:
«Pero casi siempre el viejo va pendiente del niño. Todo en él le asombra: los ojitos tranquilos o ávidos, el manoteo incansable, la suavidad de la piel, los repentinos chillidos».
También hay momentos divertidos.
Me reí mucho con las interacciones entre Salvatore y Andrea, la esposa de su hijo, que vienen de dos mundos opuestos. Por ejemplo, en esta escena, el protagonista está convencido de que su enemigo ha muerto debido a los hechizos que le hizo una bruja:
«Asunto zanjado. ¡Y viva la Marletta, la buena magára!
Andrea le mira alucinada. “Vivo en el absurdo”, piensa. Por fortuna, la televisión va a dar las noticias».
Salvatore es un partisano.
Está acostumbrado a luchar cuerpo a cuerpo, a la violencia, en su vida no hay lugar para la ternura. Tiene una mentalidad cerrada y antigua.
«La mejor vida, Bruno, andar a cuchilladas por una hembra».
Pero el trato diario con el bebé hace que poco a poco empiece a cambiar:
«Aunque se puede ser hombre y también… No sé, pero yo siento dentro algo más, algo nuevo, asomando… ¿Qué? Antes me reía de eso: ¡cosas de mujeres!… pero ahí está ese corderillo…»
Hay una escena que me encanta, en la que el protagonista ve por primera vez la Pietá Rondanini de Miguel Ángel, una escultura que posteriormente será importante en la historia.
Algo que me impresiona es que el autor trata el tema del cáncer con mucha sutileza.
No se centra para nada en la enfermedad, que está siempre en un segundo plano y como si no tuviera importancia. Pero los lectores sabemos que Salvatore está enfermo, y eso le da profundidad a la historia. Su tiempo se agota y él todavía tiene ganas de hacer, sentir y vivir muchas cosas antes de morirse.
En resumen, La sonrisa etrusca es una novela emotiva y entrañable.
Yo la he releído ya varias veces y nunca me canso de ella.
Lo que más me gusta: La evolución del protagonista, cómo pasa de ser un bruto insensible a tener el valor de reconocer que estaba equivocado. Es más, aprende a ser alguien diferente.
Lo que menos me gusta: En algunos momentos Andrea no me parece creíble, hay escenas en las que es exageradamente severa y egoísta. A veces parece casi una caricatura.
¿Qué opináis vosotros?¿Habéis leído el libro? ¿Os gustaría leerlo? Espero vuestros comentarios.
Por hoy me despido con un beso para todos. ¡Hasta la próxima entrada!