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Bodas de sangre – Federico García Lorca

Bodas de sangre es una tragedia llena de pasiones desatadas, muerte y tradición. Transmite muy bien cómo las mujeres vivían totalmente presas por culpa del qué dirán los vecinos y la necesidad de guardar su honra. Pero también la violencia que, durante una época, estuvo tan presente en el día a día de Andalucía. Una violencia cotidiana que se aceptaba como algo normal.

Todo empieza con una madre que llora por su hijo y su marido, asesinados por una familia rival.

Todavía le queda un hijo, y sufre mucho por él cada vez que lo ve salir de casa, siempre con su navaja en el bolsillo por si tuviera que defenderse en alguna pelea.

El hijo está muy feliz porque se va a casar con la mujer que ama. Su prometida, en cambio, no parece contenta. Es más, ella no ha olvidado a su primer novio. Ni él a ella.

La tragedia está asegurada.

La trama principal de Bodas de sangre es la lucha entre el deseo y el deber.

Tanto la novia como el hombre al que ama luchan contra su propia naturaleza y tratan de hacer lo correcto. Eso es lo que destroza, no solo sus vidas, sino también las de sus familias.

Si hubieran podido amar sin esconderse, se habría evitado mucho sufrimiento.

Pero la maldita honra, la necesidad de limpiar la vergüenza con sangre, provocará un final con el que no gana nadie. Hasta el último momento, en mitad de la desgracia y cuando ya todo está perdido, la novia insiste en que sigue siendo virgen. Para ella es una auténtica obsesión.

Para mí, sin embargo, Bodas de sangre es la historia de una madre.

Sé que es una lectura muy particular, porque está claro que la madre no es la protagonista. Pero yo no he podido evitar vivir toda la historia a través de ese personaje, y quedarme atrapada en su punto de vista:

«Por eso es tan terrible ver la sangre de una derramada por el suelo. Una fuente que corre un minuto y a nosotros nos ha costado años. Cuando yo llegué a ver a mi hijo, estaba tumbado en mitad de la calle. Me mojé las manos de sangre y me las lamí con la lengua. Porque era mía. Tú no sabes lo que es eso».

Esta madre vive por y para su hijo.

Por él es capaz de renunciar a la venganza. Incluso acepta que se case con un miembro de la familia que mató a su padre y a su hermano. Está obsesionada con que el hijo que le queda esté a salvo y sea feliz.

Y, sin embargo, prefiere que pierda la vida antes que la honra. No le importa verlo muerto, si es por limpiar su honor.

A mí me resulta inconcebible, pero el libro lo cuenta de tal manera que todo tiene coherencia, aunque parezca una locura.

Bodas de sangre es una obra con mucha fuerza dramática.

Federico García Lorca era un gran escritor, y en este texto ha conseguido plasmar muy bien lo que sienten los personajes. También la ambientación es maravillosa, porque incluye muchos elementos tradicionales y costumbres locales, como el ramo de la novia.

Me parece una obra excelente, con personajes sólidos, una trama bien hilada y muchas emociones. Os la recomiendo sin dudar.

Sin embargo, confieso que yo no conseguí conectar con los protagonistas, no llegué a emocionarme con su historia. Tal vez porque llegué a este texto después de leer Yerma, que realmente me apasionó.

¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis leído esta obra? ¿Os apetece darle una oportunidad? ¿Preferís Yerma o Bodas de sangre? Espero vuestros comentarios.

Por hoy me despido con un cariñoso saludo a todos. Hasta la próxima entrada, seguid disfrutando de la lectura.

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