Yerma es la trágica historia de una mujer presa de su honra que, en su afán por luchar contra un imposible, aparta de su lado al único que podría ayudarla.
Yerma no puede tener hijos.
A Juan, su marido, eso no le importa. Al fin y al cabo, él puede salir de casa, ir a trabajar, distraerse y hacer lo que le apetezca. Yerma, sin embargo, no concibe otra vida que la maternidad, de la cual tiene una imagen idealizada:
«Cada mujer tiene sangre para tres o cuatro hijos, y cuando no los tienen se les vuelve veneno, como me va a pasar a mí».
Yerma persigue a su marido, le insiste para seguir intentándolo, hasta el punto de que él empieza a apartarse de ella, porque realmente no entiende su desesperación.
Otro tema muy presente en Yerma es el de la honra.
Juan insiste en que su esposa no salga de casa. Es algo que se repite a menudo a lo largo del texto, y que aumenta la tensión en el matrimonio. Sobre todo porque ella no guarda el decoro solo por imposición social, sino porque realmente quiere hacerlo. Ni se le ocurriría humillarse y rebajarse a sí misma entregándose a otro hombre.
Es realmente impresionante cómo Lorca manejaba las metáforas.
No hay ningún contenido sexual explícito en esta obra, pero el deseo y sus manifestaciones se tratan de diferentes formas en varias escenas.
Por un lado está la reacción de Yerma cuando una vieja le dice que para engendrar es importante sentir deseo por el marido:
«Yo me entregué a mi marido por mi hijo, y me sigo entregando para ver si llega, pero nunca por diversión. ¿Es preciso buscar en el hombre al hombre nada más? Entonces, ¿qué vas a pensar cuando te deja en la cama con ojos tristes mirando al techo y da media vuelta y se duerme? ¿He de quedarme pensando en él o en lo que puede salir relumbrando de mi pecho?»
Puede parecer que Yerma es una mujer fría, incapaz de sentir deseo.
Pero no es cierto. Durante toda la obra hay pequeñas referencias, muy sutiles, a que hay otro hombre que sería capaz de hacerla vibrar, si ella lo permitiera.
En otro registro aparecen los comentarios pícaros de las lavanderas y algunas canciones que se cantan en el pueblo. Por ejemplo, en la romería de las casadas sin hijos.
Si bien se representó como obra de teatro, en realidad este texto es un poema trágico en tres actos.
Y como tal, contiene algunas escenas en verso. Por ejemplo, la preciosa canción de esperanzada maternidad que canta Yerma al principio. He aquí un fragmento:
«¿De dónde vienes, amor, mi niño?
De la cresta del duro frío.
¿Qué necesitas, amor, mi niño?
La tibia tela de tu vestido.
Te diré, niño mío, que sí,
tronchada y rota soy para ti.
¡Cómo me duele esta cintura,
donde tendrás tu primera cuna!
¿Cuándo, mi niño, vas a venir?»
Pero también hay algunos fragmentos en prosa que destilan poesía. Hay uno que me ha emocionado especialmente:
«Porque estoy harta. Que estoy ofendida, ofendida y rebajada hasta lo último, viendo que los trigos apuntan, que las fuentes no cesan de dar agua y que paren las ovejas cientos de corderos, y las perras, y que parece que todo el campo puesto de pie me enseña sus crías tiernas, adormiladas, mientras yo siento los golpes de martillo aquí, en lugar de la boca de mi niño».
Durante toda la obra la tensión va en aumento.
El trágico final, si bien impactante, está acorde con los personajes. Además, supone una liberación, la única manera de conseguir algo de paz para esta alma torturada, sin recurrir al tan manido suicidio. Me gusta especialmente porque Yerma, de esta manera, conserva su dignidad. Durante toda la obra ha mantenido que ella sólo se entrega a su esposo por su hijo, y me alegra ver que no pierde esa coherencia.
En definitiva, Yerma es una obra cargada de emoción y fuerza. Es la lucha entre la sumisión a un destino trágico, y el deseo de no conformarse y luchar hasta el final por cumplir un deseo. Es un texto maravilloso, es ARTE con mayúsculas. En algunos aspectos me recuerda a Bodas de sangre, otra obra maestra de este autor excepcional.
¿Qué os parece esta propuesta? ¿Habéis leído esta historia? Espero vuestros comentarios.
Por hoy me despido, nos leemos la próxima semana. Hasta entonces, disfrutad de vuestras lecturas.