Quiéreme bien es la historia de Roz, una de tantas mujeres maltratadas por su pareja. También es la historia real de la autora, que durante años, cada vez que se sentía confusa o triste, en vez de escribir un diario, dibujaba lo que sentía. Hasta que un día esos dibujos le dieron la fuerza para buscar ayuda y cambiar su vida. Por eso decidió publicarlos en forma de novela gráfica.
Los dibujos le aportan mucha fuerza al mensaje, porque, tal y como dice la autora, «el arte puede sortear el pensamiento y ofrecer una verdad más profunda».
En Quiéreme bien vemos reflejadas todas las fases de la relación. Al principio conocemos a Roz, una empresaria de éxito, que disfruta de su trabajo y no tiene inconveniente en dedicarle muchas horas. Hasta que se enamora de Brian, un hombre maravilloso, encantador, que parece ofrecerle una perpetua luna de miel.
Cuando se produce el primer episodio de celos y agresividad, Roz perdona a Brian y busca miles de excusas para justificar su comportamiento, porque él promete que jamás volverá a ocurrir. Durante un tiempo todo vuelve a ser perfecto, tanto que Roz no duda de que serán felices para siempre. Por eso está dispuesta a encargarse de los cuatro hijos de Brian, cargar con todo el peso de llevar la casa y educarlos, y cada vez delega más tareas y descuida más su propio negocio. Brian le insiste para que venda su empresa, porque así «tendrás más tiempo para nosotros».
Eso es solo el comienzo. Pronto Brian le prohibirá relacionarse con los vecinos, controlará su aspecto y la ropa que se pone, e incluso intentará alejarla de su madre:
Quiéreme bien retrata cómo la agresividad va en aumento, y el desconcierto también. Pronto Roz se encuentra sin saber qué va a decir o pensar Brian, qué querrá, cuál será su humor…
Tanto la familia como las amigas de Roz intentan abrirle los ojos, convencerla de que abandone esa relación. Pero ella está locamente enamorada, y además no quiere abandonar a los niños, porque ya está claro que tienen miedo de su padre.
Roz empieza a culparse a sí misma, intenta entender a Brian, explicar su comportamiento. Está convencida de que el amor consiste en poner la otra mejilla, en perdonar y dar más oportunidades, porque cree que Brian en el fondo es bueno y la ama. Se convence de que está enfermo, y ella no puede abandonar a un enfermo cuando más la necesita.
En la novela hay muchas escenas impactantes, que no quiero desvelar. Pero lo importante es que deja muy claro que los maltratadores siguen siempre el mismo patrón, por eso se pueden detectar y lo mejor es alejarse de ellos a la primera señal, antes de que la cosa vaya a mayores. Y es que después del maltrato psicológico, no tarda en llegar el físico.
Lo mejor de este libro son los consejos de la terapeuta, que explica por qué los acontecimientos aterradores crean adicción, mediante la segregación de adrenalina. La parte final es capaz de abrirle los ojos a cualquiera, hasta al más escéptico, porque se basa en estudios científicos.
Quiéreme bien es una lectura imprescindible para todos, hombres y mujeres. No es simplemente una denuncia de la violencia, sino un manual para superarla, para evitar caer en ella, y una tabla de salvación para las mujeres que la sufren y no saben cómo escapar. Llena de sensibilidad y de emociones fuertes, desgarradora por momentos, es un retrato perfecto de la vida cotidiana de miles de mujeres. En ese sentido me recuerda a Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar, otra obra gráfica que me entusiasmó.
La principal diferencia entre estos dos libros es que Quiéreme bien rompe con los tópicos, porque no habla de una mujer inculta sometida a una educación machista. No, al contrario, muestra que hasta una mujer autosuficiente y segura de sí misma puede caer en esta trampa.
¿Qué os parece esta propuesta? ¿Habéis leído esta novela gráfica? Espero vuestros comentarios.
Nos leemos la próxima semana. Hasta entonces, ¡felices lecturas!