Saltar al contenido

Voy a hablar de Sarah – Pauline Delabroy-Allard

Voy a hablar de Sarah es un libro que engaña. Promete una historia de amor, pero en realidad es una historia de pasión destructiva, de maltrato psicológico y físico, de destrucción y anulación completa de la identidad.

Empecé este libro con mucha ilusión. Primero, porque he encontrado pocos libros modernos de amor homosexual de los que se hable con tanto entusiasmo. Segundo, porque me apasiona la música clásica, que en esta novela está muy presente. Y, por si fuera poco, me interesaba también el hecho de que una de las dos amantes fuera madre, quería leer cómo esa niña vivía la historia, el papel que jugaba en ella.

Al principio devoré la novela con ansias y verdadero disfrute.

La protagonista me resultó interesante. Es una mujer, trabajadora y madre perfecta. Recién abandonada por su marido, existe, más que vive, y como ella dice, está a la espera, su vida está en un periodo de latencia. Además, su presentación incluye una reflexión que me gustó:

«Así que resulta que puede ser que, de un día para otro, y quiero decir literalmente de un día para otro, entre dos personas que llevan años queriéndose ya no haya miradas, ni palabras, ni diálogo, ni lenguaje, ni enfado, ni complicidad, ni cariño ni amor. Esa insensatez, esa aberración es lo que me constituye día a día».

Todo cambia cuando, por casualidad, conoce a Sarah.

Empieza entonces una parte de la historia realmente bonita. Las emociones de las dos están muy bien descritas, cómo la amistad va creciendo poco a poco hasta transformarse en amor. Porque al principio es amor, limpio, bueno, feliz, del que hace que la vida merezca la pena. Sarah y la niña se llevan bien, todo parece maravilloso, y la forma en la que la autora relata estos capítulos me parece llena de sensibilidad y ternura.

Y sin embargo, ya se va intuyendo que hay algo en esa relación que no está bien. Se percibe cierta desigualdad, que se podría disculpar por la inexperiencia, lo rara que es la situación para las dos. O tal vez por la diferencia entre sus familias. O por la homofobia, que una sufre y otra no. Sea por lo que sea, incluso en la parte más bonita de la novela, yo ya empecé a sentir cierta inquietud.

Pero no podía parar de leer.

Me interesaba la historia, pero también los fragmentos en los que se describe una obra musical en concreto. O los momentos en los que la protagonista consulta el diccionario para encontrar la palabra que describa lo que está sintiendo. O las descripciones de París, tan bien logradas que en pocas palabras te transportan a esa ciudad que tantas ganas tengo de conocer.

El texto me enganchó desde el principio y reconozco que por eso me dolió tanto cuando por fin llegó el golpe que yo estaba intuyendo.

Porque llega un momento en el que esta relación se vuelve extremadamente tóxica.

Estas dos mujeres se aman, pero se hieren. Se perdona lo imperdonable, se pierde totalmente el respeto, se descuida lo más básico. Empieza la espiral de destrucción. Y leerlo es doloroso, sí, pero más aún es incómodo.

La narración en primera persona, el hecho de estar dentro de la protagonista, sintiendo lo que ella siente, lo hace más insoportable todavía. Porque, como lectora, estás dentro de sus pensamientos, pero no puedes entenderlos. Llega un momento en que es imposible seguir empatizando con ninguna de estas dos mujeres, ni siquiera por el cariño que les has cogido en la primera parte.

Entonces llega el absurdo.

Sucede una tragedia, sí, pero no la que se podía esperar. Algo difícil de asimilar, pero que en ningún caso justifica la tercera parte de la historia. Para mí, a partir de ese momento, la novela pierde toda la coherencia y no tiene ninguna credibilidad.

Toda la tercera parte, incluyendo el final, no me ha gustado nada. Entre otras cosas, porque la paranoia impide al lector saber qué pasó en realidad. No puedo explicarlo más claramente sin destripar el argumento. Digamos que un personaje afirma que ha sucedido algo, después duda de si sucedió o no, y al final nos quedamos sin saber qué pasó en realidad. Eso me ha irritado muchísimo.

Sin embargo, me resulta imposible decir que no me ha gustado el libro. Entiendo perfectamente por qué ha recibido tantos premios y buenas críticas. Pura y simplemente, por su excelente calidad literaria.

Voy a hablar de Sarah está muy bien escrita.

El estilo de la autora me parece fresco, dinámico y muy atractivo:

«Es violinista. Fuma cigarrillos. Tiene una jerga personal. Cuenta cosas divertidas, historias con giros inesperados. Está viva».

La historia te hace vibrar. Ya sea de alegría, de deseo, de ira o de vergüenza. Pero no deja indiferente, está escrita de tal manera que se te mete dentro y no tienes más remedio que vivirla.

Hay párrafos realmente bellos:

«Se yergue por encima de mí, con los pechos desnudos y orgullosos, hermosa, trágicamente hermosa. El tiempo se estira, se detiene casi. Todo se eterniza y se ralentiza. El corazón me brinca en el pecho, en las venas y en las sienes. De rodillas, a mi lado, parece un icono. No me toca. Me acaricia con la mirada. Es un momento de gracia. Un instante sagrado. Silencio».

La sensibilidad y elegancia con la que están descritas las escenas eróticas son uno de los ingredientes por los que Voy a hablar de Sarah destaca entre otras historias similares.

No he disfrutado con la historia, porque es perversa, trágica, y al final incluso incoherente.

Pero he disfrutado muchísimo con el arte contenido en este libro: por lo bien escogidas que están las palabras para darte un puñetazo emocional al leerlas; por la música que suena, descrita tan vívidamente que casi puedes oírla mientras lees. Y, sobre todo, por las imágenes, que la autora logra transmitir de una forma tan natural con tan pocas palabras.

No puedo decir que recomiende este libro, pero sí que me alegro de haberlo leído.

Si os apetece leer una historia de amor entre mujeres, la que sí os recomiendo es El azul es un color cálido. 

¿Qué opináis vosotros? Si habéis leído Voy a hablar de Sarah, ¿os gustó? ¿Estáis de acuerdo con mi opinión? Si no la habéis leído, ¿os apetece darle una oportunidad? Espero vuestros comentarios.

Por hoy me despido con un abrazo, hasta la próxima entrada. No olvidéis seguir disfrutando de la lectura.

Compártelo